40.1% de pobreza
¿Qué os parece? Un hombre te“nía
dos hijos; dirigiéndose al primero, le mandó: Hijo, ve hoy a trabajar en la viña. Pero él le contestó: ‘No quiero’. Sin embargo se arrepintió después y fue. Dirigiéndose entonces al segundo, le dijo lo mismo. Este le respondió: ‘Voy, señor’; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?”
Dos temas podemos destacar en este texto: por un lado la actitud de saber rectificar e ir con obediencia al mandato del Padre y por otro la naturaleza de la acción encomendada: trabajar.
1- No basta la buena voluntad ni las palabras educadas, sino el cumplimiento del querer de Dios aunque resulte costoso, nos dice el Señor con el ejemplo del hijo que inicialmente se negó al deseo del Padre pero, luego, arrepentido, lo secundó. “Señor -pedimos en el Salmo Responsorial- enséñame tus caminos y haz que camine con lealtad”.
Este hijo supo sobreponerse a la pereza ante el deber diario que el Padre le recordó. Si faltara esta lucha contra la comodidad, la voluntad se iría tornando cada vez más blanda y podría llegar a asustarnos con sus delirios y con cambios bruscos y repentinos de dirección, con caprichos y parálisis que costarían el amor que Dios infundió el día del Bautismo en nuestros corazones
Decir y no hacer es lo que Jesús denuncia. “Del dicho al hecho va mucho trecho”, dice la sabiduría popular. Según el evangelio, ese largo trecho no puede salvarlo el hombre solo.
No es la eficacia el supremo valor que exige el evangelio, a diferencia del pensamiento actual. Más bien se reclama del cristiano la coherencia entre el pensar y el vivir. 2- ¿Qué es el trabajo? Contestemos una vez más a esta pregunta, recordando ante todo que es la colaboración con Dios en el perfeccionamiento de la naturaleza, según lo establecido en el precepto bíblico de someter la tierra (cfr. Gen 1,28).
El Creador quiso al hombre explorador, conquistador, dominador de la tierra y de los mares, de sus tesoros, de sus energías, de sus secretos, de manera que el hombre recupere su auténtica grandeza de “partner de Dios”. Por eso el trabajo es noble y sagrado: es el título de la soberanía humana sobre la creación (San Juan Pablo II).
Este tema subyacente en el evangelio de hoy no podemos dejar de compararlo con el porcentaje de pobreza que se publicó recientemente.
En estos números, cerca del 56% de niños y jóvenes están en el nivel de pobreza. Ese resultado hipoteca el futuro de nuestra Nación. El trabajo es medio de unión y de solidaridad, lo que hace a los hombres hermanos, los educa en la cooperación, los fortalece en la concordia, los estimula a la conquista de las cosas, pero sobre todo de la esperanza, de la libertad, del amor.
Todo esto se pierde cuando la pobreza y ausencia de trabajo se unen. Son un cóctel que rompe la unidad social y empieza a reinar la anarquía humana por la lucha de la subsistencia.
Estamos iniciando octubre, un mes crucial con finales abiertos en muchos temas. Se impone entonces una pregunta: ¿que hacer? Hay que esforzarse en no dejarnos llenar de ruidos que enloquecen y poner lo mejor de nosotros en obedecer a la vocación de Dios que es hacer de esta tierra, mediante el trabajo, una tierra responsable y solidaria.
TUSOCIEDAD
es-ar
2023-10-01T07:00:00.0000000Z
2023-10-01T07:00:00.0000000Z
http://e-edition.lagaceta.com.ar/article/282432763788255
Diario La Gaceta