De la picadura de una simple araña a múltiples mundos paralelos. El pobre de Peter Parker (y sus alter ego) no tiene descanso. En agosto cumplirá 61 años -debutó en las páginas del cómic “Amazing Fantasy” número 15, creado por Stan Lee y Steve Ditko- pero no piensa en una ya pronta jubilación: viene saltando, peleando, corriendo y salvando vidas en esa misión que no parece tener fin, sea con actores de carne y hueso o en dibujos animados. Y que ahora se multiplica en varios.

“Spider-Man a través del Spiderverso” es la nueva entrega que llega hoy a los cines de una saga que se reinventa constantemente, según los tiempos que corren y las demandas del público, atravesados por los intereses de Marvel y de Sony Pictures, un combo tan desafiante como el multiverso de escenarios simultáneos que está ganando cada vez más espacios en las pantallas. Un simple ejemplo lo instala como una referencia de la industria del entretenimiento, que llegó para quedarse: el Oscar ganado este año por “Todo al mismo tiempo en todas partes” implica que ese concepto ya se expandió (como los universos múltiples) al conjunto del público y no sólo a los seguidores de las aventuras de superhéroes.

La costumbre de dividir las etapas de Spider-Man en tres películas (instalada ya con tramos con distintos actores) sigue ahora en la animación. El estreno deviene de “Un nuevo universo” (ganadora del Oscar en su categoría en 2019) y será la primera de dos entregas del guion. La película fue dirigida por Joaquim Dos Santos, Justin K. Thompson y Kemp Powers y el guion es de Phil Lord, Christopher Miller y David Callaham. En este nuevo filme, Miles Morales regresa a Brooklyn a través del multiverso para unir fuerzas con Gwen Stacy y un nuevo equipo de varios Spider-Man (incluso flamantes, como Miguel O’Hara -¿probable sucesor protagónico de futuras entregas?-, Jessica Drew, Spider-India, SpiderPunk y algunos como animales) para enfrentarse a un cruel y poderoso villano, La Mancha. Las diferencias entre ellos acerca de cómo combatir la amenaza, a partir de sus propias personalidades y deseos, pondrán difícil la tarea.

Morales es el personaje elegido por Sony (la verdadera dueña de Spider-Man en los papeles) para sus nuevos juegos y consolas, orientado a las populosas comunidades afroamericana y puertorriqueña; siguiendo la lógica imperante, la próxima película será su despedida del rol principal.

Poniendo en pausa a los amantes del personaje y a los aracnofóbicos, es tiempo de la física teórica, en la que se instaló la idea del multiverso para identificar la coexistencia de universos diferentes del nuestro con sus propias leyes de tiempo, espacio, energía y materia. Pero sus primeras referencias provienen, en realidad, de otras materias: el concepto de realidades paralelas ya figura en el Bhagavata-Purana, el libro religioso hinduista del dios Visnú escrito algunos siglos antes de la era actual; Edgar Allan Poe escribió en 1848 un poema en prosa acerca de la existencia de “una sucesión ilimitada de universos”; y el término como tal fue creado en 1895 por el filósofo y psicólogo norteamericano William James, impulsor del pragmatismo y del empirismo radical (“lo verdadero es lo útil”, afirmaba). De allí se disparó (a la velocidad de la luz, para tomar referencias ideales) a la cosmología, la física, la astronomía y la ciencia ficción, territorio fértil para desarrollar existencias alternativas con sus propias líneas de lógica y funcionamiento.

En tanto, la ciencia sigue buscando una respuesta indubitable sobre su existencia real, como la teoría de la cosmología inflacionaria surgida del Big Bang; la mecánica cuántica propuesta por el físico Hugh Everett en 1957; o cuando hace una década Laura Mersini-Houghton y Richard Holman aseguraron haber detectado la existencia de otros universos aparte del conocido (en parte muy pequeña) por los científicos, para lo cual fue imprescindible el telescopio Planck. El “bulk flow”, la base de la afirmación del dúo de expertos, fue refutada por otros 175 científicos. Y si entre ellos no se ponen de acuerdo, qué les queda a los legos en esa materia.

Lo teórico ha llegado al extremo de que el cosmólogo Max Tegmark clasificó seis niveles distintos del multiverso, cada uno con mayor evolución a partir del anterior, lo que podría seguir hasta el infinito. Un ejercicio mental poco recomendable para quienes se agotan fácilmente al pensar.

Mientras tanto, Spider-Man nos sigue dando aventuras. Su existencia, en este o en otros mundos, se proyecta a partir de su propia historia, que en la pantalla comenzó en un lejano 1977 (ver “Evolución...”), y que no tiene fin a la vista, pasando de actor en actor, de historia en historia, de desafío en desafío. Él mismo parece tener un multiverso dentro suyo.