La Gaceta

Una joya de Raymond Carver

Alejandro Duchini – Periodista.

... Viene de la página I.

“Los sembrados también se dan media vuelta y desaparecen bajo la lluvia”.

“Otro hombre”

De su divorcio escribe “lejos de aquí, otro hombre está criando a mis hijos, acostándose con mi mujer, acostándose con mi mujer”.

El paso del tiempo es otra de las cuestiones a las que se refiere: “Ahora tengo 45 años. Apenas puedo creerme que una vez tuve 35”. “He visto de primera mano lo que puede hacerle a un hombre la frustración. Puede hacerle llorar, romper la pared de un puñetazo. Puede llevarle a soñar con una casa que sea suya al final de una larga carretera. Una casa llena de música, calma, generosidad. Una casa en la que aún no vive nadie”.

Su hija violentada por su pareja es otro de los motivos de poemas de Carver:

“Llevas tres días borracha, me dices, cuando sabes jodidamente bien que la bebida es veneno para nuestra familia. ¿No te servimos de ejemplo tu madre y yo?”. Y después, en Mi hija y la tarta de manzana: “Lleva gafas oscuras en la cocina a las diez de la mañana (...) Pincho el trozo de tarta y me digo a mí mismo que no debo meterme. Ella dice que lo ama. No hay nada peor”. También un viaje por Europa junto a su hijo.

Harto de todo, pega un grito en El correo, donde da cuenta de la falta de dinero de su hijo en Europa y de su hija en los Estados Unidos con su compañero “colgado de la anfeta”; allí aparece su madre “enferma y perdiendo el juicio”. Su familia se le vuelve un caos.

Los relatos de Carver no son sobre perdedores, como suele creerse. Son, más bien, sobre gente común. Gente descripta como es y no como se muestra. Desocupados, miedosos, frustrados.

“La necesidad del amparo”, define Carver.

Tess

Pero esa mirada empezará a cambiar a partir de la llegada a su vida de Tess Gallagher. Le dedicará varios poemas, la recordará como musa inspiradora y como compañera de viajes. Entre ellos, uno por Buenos Aires y Rosario.

A Tess la conoció en 1977 en un encuentro de escritores en Dallas. Carver había dejado de beber y su matrimonio naufragaba. Al año siguiente estaba en pareja con Tess, la mujer que dice le cambió la vida. Desde entonces Carver deja atrás empleos mal pagos (aserraderos, vigilante, vendedor de programas de teatro) y empieza a publicar con regularidad. Imparte clases de lengua inglesa en la Universidad de Nueva York, consigue comprar una casa y se erige como el escritor que finalmente fue. Atrás quedaban los tiempos duros de la bancarrota cuando, casado, con dos hijos y apenas 20 años, no tenía cómo mantener a su familia. Desesperación que lo devolvió a la bebida.

Lo que más necesitaba

El otro momento clave en su vida remite a 1957, cuando era un adolescente casado que trabajaba como mensajero de una farmacia. Un hombre muy viejo al que le llevaba remedios lo invitó a pasar a su casa y mientras esperaba el pago ojeó sus revistas y libros. Al regresar y ver el interés del futuro escritor, le regaló un libro y -recuerda Carver- le dijo: “¿Te interesa la poesía? Puedes llevarte también la revista. A lo mejor algún día llegas a escribir algo”. Carver prometió leer y volver para comentarle esa lectura. No cumplió y no volvió a verlo. Tampoco recuerda su nombre. “Lo único que puedo decir es que el encuentro fue real (...) Entonces yo solo era un mocoso, pero nada puede explicar un momento así, en el que me fue concedido generosamente lo que más necesitaba”.

El 14 de enero de 1996, y después de trabajar en los escritos, Tess Gallagher tenía lista en inglés la obra completa de su poesía. Entonces ella escribió (y resumió): “Ray lograba que lo extraordinario pareciera normal, al alcance de todos. También sabía algo esencial: la poesía no es simplemente el recipiente para los sentimientos que deseamos expresar. Es un lugar para ensancharse y ser agradecido, para hacer sitio a los acontecimientos y a las personas que llevamos en el corazón”.

Si un libro se mide también por las sensaciones que deja tras leer la última página, Todos nosotros provoca la sensación de querer leer más y más. Parecería que 600 páginas son pocas. Siempre queremos más de Carver.

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LITERARIA

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2022-05-22T07:00:00.0000000Z

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