La Gaceta

Refinamiento y crueldad al servicio de una fantasía desbocada

Historias con personajes dobles y fantasmáticos

MARÍA EUGENIA VILLALONGA

CACERÍA DE NIÑOS

Los cuentos de esta autora japonesa desconocida hasta hoy entre nosotros parecieran portar en su ADN toda una cultura del refinamiento y la crueldad al servicio de una fantasía desbocada, de la que Hayao Miyazaki bien podría ser uno de sus referentes.

Su personajes, mujeres frías y delicadas, víctimas y victimarias demenciales, viven atravesadas por un erotismo gore, como el que practica la protagonista del cuento que da nombre al libro, cuyas fantasías sexuales ponen en escena la atracción que los niños ejercen sobre ella tanto como su rechazo por las niñas -atracción y rechazo, recordemos, no dejan de ser las dos

PERFILES. Las mujeres de la obra de Taeko Kono son víctimas y no tanto.

caras de la repulsión- la misma que le provoca la idea de la maternidad y que la imagen del período menstrual como una cuna que se deshace expresa magistralmente.

La fantasía de salirse de la propia pareja, en un intercambio proyectado, expone la tensión fantástica que sostiene estos cuentos, con personajes dobles y fantasmáticos que vuelven, como en los mejores relatos góticos, para atormentar y hacer gozar a sus heroínas enfermizas.

En una transformación del relato de Blancanieves de una sutileza exquisita, una madrastra despiadada que guarda un secreto familiar inconfesable proyecta en su repudiada hija el abrumador dolor de cabeza que la atosiga y que ésta padecerá cada vez que entre en contacto con la nieve, la que se tornará, como para el capitán Ahab, en objeto de una obsesión mortífera.

Y si de transformaciones se trata, el relato clásico de la Bella y la Bestia tortuosamente reformulado, en otro de los cuentos, en un triángulo sado-masoquista en el que se replican todas las formas del abuso de poder, no apto para almas bellas.

Una mujer que ha acordado con la muerte la hora de su deceso, deja sembradas por toda la casa notas para la futura esposa de su marido, con la que establece un diálogo de fantasmas.

Una cura de reposo para una convaleciente de tuberculosis es la excusa para alejarse del marido y el lugar donde “atrapar” a su pequeño sobrino con el señuelo de salir a buscar cangrejos.

Brutales escenas guionadas de sadismo con niños sostienen las fantasías eróticas de estas parejas sin hijos y de estas mujeres que, como Bacantes, pierden su yo que se disipa (en todos los sentidos), obsesionadas hasta aniquilación.

Un verdadero hallazgo la prosa de Taeko Kõno. Disfrutémosla antes de que sus libros terminen en la hoguera de la cancelación bienintencionada. © LA GACETA

LITERARIA

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2022-05-22T07:00:00.0000000Z

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Diario La Gaceta