La Gaceta

Una experiencia poética para vivir “Canto de mí mismo”

Maxi Farber construye un universo sonoro desde el poema de Walt Whitman con Cecilia Rosales, Guadalupe Valenzuela y Álvaro Simón Padrós

FABIO ARIEL LADETTO

En 1855, Walt Whitman (considerado el padre del verso libre) publica su poemario “Hojas de hierba”, que abría con su extenso escrito “Canto de mí mismo”. Maximiliano Farber toma algunos de sus versos para construir el espectáculo teatral, visual y musical que lleva este último nombre, como una apuesta a un futuro mejor dentro de un presente incierto.

“Estamos viviendo un momento muy particular, en el que el desconcierto, la desesperanza y la deshumanización están presentes. ‘Canto de mí mismo’ contiene todos los antídotos para estos males: es un poema pleno de esperanza, que exalta la libertad, el compañerismo, el sentido profundo de la vida y su interconexión con la naturaleza; y al mismo tiempo, no es ingenuo, sino que abraza al ser humano con todas sus contradicciones”, afirma el director del espectáculo que estará en escena esta noche, desde las 20, en La Sodería (Juan Posse 1.141).

La interpretación de los textos

EN CONSTRUCCIÓN. Guadalupe Valenzuela y Cecilia Rosales comparten la escena en “Canto de mí mismo”.

recaerá en Guadalupe Valenzuela, secundada en el contrabajo por Cecilia Rosales y con Álvaro Simón Padrós en visuales, todo con producción de Brillovox. El trabajo fue seleccionado en el Concurso Nacional de Experiencias Escénicas del Instituto Nacional de Teatro.

“Se trata de una creación escénica construida a partir de la integración de diferentes artes: la escénica, lo musical y sonoro, el audiovisual… En este sentido, se plantea estas experiencias con un tiempo acotado para su realización. Lo inacabado y lo imperfecto forman parte de esta puesta en escena, que no es una

obra ‘terminada’ sino, por el contrario, está en dinámica construcción. Como el poema completo es bastante extenso, se hizo una selección de algunos fragmentos, que fueron decantando con los ensayos, que duraron solamente dos meses, lo que nos llevó como equipo a trabajar tomando cada idea que surgía prácticamente como un hecho. No había tiempo para dudar, sino que había que hacer ‘funcionar’ lo que iba apareciendo”, detalla Maxi.

En esa construcción, destaca la importancia de la dramaturgia sonora: “es decir, de las interrelaciones que entablan la voz,

la música, los ruidos y el silencio, ya que entre todos los participantes se fue conformando un universo que incluye los diferentes recursos tecnológicos”. “De algún modo, dejamos de lado el ‘sentido’ del texto para centrarnos más en su sonoridad y en cómo poder hacerlo sonar en escena. Es un trabajo de carácter más bien presentacional, que re-presentacional. El hecho de pensarlo como una ‘experiencia escénica’ y no como una ‘obra de teatro’ nos dio un marco de construcción mucho más amplio, y sin la presión de tener que culminar con ‘una obra’, aunque sí lo sea”, concluye.

TUESPECTÁCULO

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2022-05-22T07:00:00.0000000Z

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Diario La Gaceta