A estas alturas, con la cantidad de veces que lo repetimos, tendríamos que tatuarnos la frase: en la realidad, el sexo y la sexualidad nunca son iguales a lo que muestran las películas, las series o la pornografía.

Entre escena y escena recortada, queda bastante por explorar, decir y sentir. Sin embargo, resulta interesante pensar cómo -desde hace un par de años- esta temática se abrió paso en el catálogo de las plataformas de streaming (Netflix, HBO Max, Amazon Prime Video, etcétera).

“La cinematografía y mundo del espectáculo muchas veces suele ir en paralelo y hacer eco de las inquietudes y los hechos que sacuden al presente. En este sentido, en la última década vivimos grandes avances socioculturales y de género; además de una apertura hacia la intimidad y la búsqueda del placer”, destaca la sexóloga Claudia Acevedo De Rosa.

La prueba pasa por el éxito que han tenido los productos de esta temática (documentales, ficciones con tintes educativos, cómicos o slice of life) y lo rápido que avanzan en el ranking de “más vistos” tras su estreno. Un ejemplo claro fue la popularidad alcanzadas por las series “Sex Education”, “Easy” o “Girls”.

Comparar y ¿triunfar?

Al margen de distenderse y pasarla bien con un maratón el fin de semana, hay títulos con contenido erótica/sexual que pueden servirnos para reflexionar sobre nuestras propias vivencias.

En nuestra época, es bastante común querer aprender a través de la ludificación, los contenidos interactivos o fuentes de información

EXITOSA. “Sex Education” es una serie que ganó rápidamente espectadores desde la plataforma Netflix.

no tan rígidas como las tradicionales.

“La curiosidad que sentimos por el sexo y otras formas de encarar las relaciones de pareja hace que veamos en la ficción una puerta abierta de posibilidades para conocer un poco más, pero desde un rol reservado y sin ser juzgados”, destaca la experta.

Igual que al escuchar experiencias ajenas por parte de nuestros amigos y conocidos, los relatos que nos devuelve la pantalla son capaces de despertar empatía, confusión o ampliar el panorama que teníamos sobre determinados asuntos.

“A través del tiempo, han existido series o filmes que verdaderamente sirvieron para visibilizar problemáticas de salud, violencia o discriminación sexual, prácticas y fantasías. Al punto de instalarse (gracias a su éxito) ese

asunto en la agenda pública, los medios de comunicación y/o el ámbito social”, comenta la profesional.

Un falso espejo

La secuencia de “ver, conversar y opinar” resulta saludable en esta búsqueda de respuestas a planteos sobre el goce. No obstante, una película, serie de varias temporadas o microdocumental por sí solo no va a salvar ni destruir una relación.

“De ser así, iríamos de acá para allá cambiando de idea con cada pequeño estímulo. La construcción de la sexualidad, las relaciones afectivas y los gustos implican procesos multicausales y multifactoriales”, comenta el psicoanalista Enrique Cardoso.

Por otra parte, el especialista enfatiza que -incluso al sentir que nuestra vida o vínculos afectivos

se asemejan a la trama- lo que vemos nunca dejará de ser una fantasía.

“Hablamos de una construcción retocada que, como tal, también es capaz de dañarnos. Crearnos expectativas irrealizables o buscar amores perfectos (atribuibles únicamente a este mundo) representa un problema frecuente a tratar en el consultorio”, resalta. Además, existen muchas producciones que ofrecen mensajes negativos o erróneos desde la pantalla.

“El público que no posee sentidos agudizados o desconoce los aspectos básicos de la sexualidad puede tomar algunas cosas o situaciones como afirmaciones universales cuando son lo opuesto. Las plataformas y producciones multimedia transmiten a su modo ideologías y estereotipos”, enfatiza.