La Gaceta

En una audiencia confesó que mandó a matar a su padre

GUSTAVO RODRÍGUEZ

La hija de 20 años dijo ser la autora intelectual del homicidio de Carlos Guzmán

La audiencia por el crimen de Carlos Antonio Guzmán (47) se había desarrollado con total normalidad. A Leonardo Gonzalo Argañaraz (36), el hasta ese momento único detenido por el hecho, se le habían formulado los cargos en su contra y dictado la prisión preventiva por seis meses. Tal y como lo estipulan las normas, el juez Marcos Núñez Campero le cedió la palabra a la representante de la víctima que había participado en el debate. Los acusadores del Ministerio Público Fiscal se mantuvieron en silencio esperando que algo sucediera. Tenían el fuerte presentimiento de que alguien se podría quebrar. “Pido perdón a todos por haberles mentido, yo mandé a matar a mí padre por todo lo que me hizo de chica”, aseguró Verónica Celeste Guzmán (20), por lo que quedó aprehendida. Lo que parecía un homicidio en ocasión de robo, se podría haber transformado en un crimen intrafamiliar premeditado.

Se trató de una situación sin precedentes desde que se puso en vigencia el nuevo código procesal. La fiscala Mónica García de Targa ordenó que se detuviera la declaración de la joven porque se estaba autoincriminando sin tener un defensor que la asistiera. Pidió que se la aprehendiera y que hoy se realice una audiencia en contra de ella. El magistrado aceptó el planteo. Así se comenzaba a cerrar uno de los homicidios más misteriosos de los últimos meses.

El 12 de noviembre, la joven había denunciado la desaparición de su padre. Le informó a la Policía que el hombre había cobrado casi $6 millones de un seguro por haber sufrido un accidente laboral cuando trabajaba como obrero golondrina y por el que terminó con una de sus manos inutilizadas.

Verónica Guzmán indicó que su progenitor enterraba en distintos lugares de la casa $1 millón en efectivo para evitar que se lo robaran y que el resto lo había invertido en plazos fijos de diferentes bancos.

También informó que el último día que lo habían visto con vida, se dirigía a comprar una parcela de tierra que le habían ofertado a través de la página OLX. Dos días después, encontraron su cuerpo en un cañaveral de Campo de Herrera, Famaillá. Lo habían asesinado de un disparo en la cabeza.

En base al testimonio de varias personas, Guzmán se encontró con el supuesto vendedor y, en la moto de la víctima, se dirigieron hacia el campo que supuestamente iba a comprar y donde lo terminaron asesinando. Los investigadores, con esos elementos, manejaban que se había tratado de un homicidio en ocasión de robo.

La pesquisa

Personal de la Brigada Oeste,

FUERTE OPERATIVO. Los hombres de la Brigada Oeste montan guardia en la casa del sospechoso.

TRABAJANDO. Peritos del ECIF analizan la escena del crimen.

al mando de los comisarios Julio Concha, Pedro Gómez y Jorge Dib, junto a los investigadores del Equipo Científico de Investigación Fiscal, supervisado por el prosecretario Marcelo Sallas realizaron diferentes tareas para tratar de dar con el autor del hecho. Consiguieron imágenes de cámaras de seguridad de particulares donde pudieron observar la fisonomía del sospechoso, pero seguían sin saber cuál era su nombre.

Analizaron el celular que normalmente utilizaba él, constataron el número de teléfono del supuesto vendedor. Analizaron los movimientos de ese celular y descubrieron que se había movilizado por distintos lugares de Famaillá y por Bella Vista. Una compañía telefónica descubrió

que ese aparato estaba a nombre de una persona domiciliada en la última de las ciudades mencionadas.

Otro dato importante: una persona llamó a la comisaría de Famaillá para informar dónde estaba el cuerpo de Guzmán. Los investigadores descubrieron que esa comunicación se había realizado con el teléfono del sospechosos.

Días atrás, se hizo un allanamiento en ese lugar y le secuestraron dos teléfonos celulares. Se los revisó y al compararlos, se descubrió que uno de ellos, que estaba a nombre de Argañaraz, se había comunicado con Guzmán. Por ese mismo motivo se ordenó su detención, que fue concretada el miércoles.

Antes de que se desarrollara la

audiencia, la fiscala Targa y su auxiliar Ariel Zurita sumaron indicios para sospechar que alguien de la familia de la víctima no habría sido ajeno al hecho.

Una de las pruebas que sumaron los funcionarios judiciales es que alguien de la familia, siete días después del crimen, había retirado una importante suma de dinero con el que compraron una vivienda en Colonia 5, la amoblaron entera y adquirieron motos. Los investigadores habían recibido la información de que Guzmán no realizó ninguna extracción del dinero que había cobrado con la indemnización, por lo que es muy poco probable que haya tenido $1 millón para comprar las tierras.

El desenlace

Los acusadores elaboraron una estrategia para utilizar durante la audiencia. Decidieron no acusar de lleno a la hija de Guzmán, sino que esperarían que el acusado de cometer el crimen se quebrara y contara todo lo que había sucedido. “Al parecer, los familiares del sospechoso le avisaron a la chica que si ella no hablaba, lo haría él. Hubo un acuerdo y el sospechoso, por consejo de su abogado decidió no declarar”, explicó una fuente judicial.

Y el supuesto acuerdo se cumplió a rajatablas. Cuando la audiencia estaba por terminar, Verónica Guzmán decidió reconocer que ella había sido la autora intelectual del crimen de su padre. Hoy se hará la audiencia donde la fiscala Targa mostrará todas las pruebas en contra de la joven de 20 años. Todo parece indicar que ella plantó varias pistas falsas para desviar la investigación.

Pero aún queda determinar cuál es la relación que mantenía Argañaraz con la nueva sospechosa y cómo establecieron el vínculo para cometer el crimen. Gran parte de esos interrogantes podrían ser respondidos hoy cuando se realice una nueva audiencia. No se descarta que haya más personas involucradas en el caso.

POLICIALES

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2021-12-03T08:00:00.0000000Z

2021-12-03T08:00:00.0000000Z

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