La Gaceta

UN SUEÑO

Soñé que no podía caminar y que me desplazaba en una silla de ruedas por la vereda, hacia el almacén de la esquina para comprar un kilo de azúcar. Me paró un varita para pedirme carnet de manejo, seguro y tarjeta verde, a la vez que me hacía notar que no llevaba puestos el casco ni el cinturón de seguridad. Dijo que tampoco tenía la verificación técnica ni las luces reglamentarias y le respondí que a mí no me correspondía cumplir con tales obligaciones. Llamó entonces a su superior, el jefe Enrique Roberto, que estaba dando instrucciones a los peatones con un megáfono. Éste dijo que correspondía labrar un acta de infracción por esas faltas, las que podrían agravarse porque yo me desplazaba en un vehículo de cuatro ruedas, dos grandes atrás y dos chicas adelante, algo similar a los tractores rurales. Así, pues, dispuso el secuestro de la silla y ordenó a la grúa que se la lleve. Jaimito, el hijo de cuatro años de mi vecino del frente, lloraba desconsolado porque también a él la grúa le llevaba el triciclo que le habían regalado el día del niño. Consumado el embargo, le supliqué al inspector que no me dejara tirado al sol y tuvo la gentileza de ponerme a la sombra de un arbolito. El almacenero de la esquina me llevó en turucuto hasta mi casa pero, en el entrevero, olvidé el paquete de azúcar en el almacén.

José Fernando de la Peña jpena557@gmail.com

OPINION

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2021-10-26T07:00:00.0000000Z

2021-10-26T07:00:00.0000000Z

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Diario La Gaceta