La Gaceta

“No existen fórmulas para la historia perfecta o cautivadora”

El jujeño Daniel Biondi es parte de la industria audiovisual regional y con “Viento norte” ganó el Gerardo Vallejo. La formación y los festivales

FABIO ARIEL LADETTO

La potencia creativa que está teniendo la región desde hace una década en la industria cinematográfica, consecuencia de un trabajo sostenido de crecimiento que se viene dando desde años atrás, vuelve a tomar empuje con la normalización de la actividad tras el parate de la pandemia.

En esa dinámica, los espacios de encuentro (virtuales o presenciales) expresados en los festivales son un punto de referencia ineludible, que marca el pulso de lo que está pasando. Luego del Tucumán Cine Gerardo Vallejo, se viene a principios del próximo mes el Cine en las Alturas en Jujuy, con un formato mixto (en vivo y on line), con presencia tucumana (ver “Seleccionados”).

En la cita tucumana, Jujuy ocupó un lugar destacado: el cortometraje “Viento norte”, de Daniel Biondi, ganó el primer premio en su categoría. “Me sorprendió lo que se generó alrededor de la película, realmente no me lo esperaba. Muchísima gente me habló contándome que les gustó, de Entre RÍos, de Mendoza, de Santa Cruz. Todavía me siguen llamando y felicitando, hasta están haciendo algunos memes con fotogramas, lo que me encanta. En el momento de masividad de las redes sociales incluso salió como un ‘challege’ de amigos de Jujuy con ‘El baile del ladrillo’ (quienes vieron el corto lo entenderán) que fue muy gracioso y me dio mucha ternura, porque se lo apropiaron de la mejor forma”, señala el director en diálogo con LA GACETA.

- ¿Qué está pasando con el cine en tu provincia, el festival que se viene ayuda al desarrollo local?

- Permite la visibilización de varios proyectos audiovisuales del norte y de obras de los países andinos, y es también un incentivo para seguir creando y produciendo. El movimiento audiovisual jujeño esta hace muchos años, pero la llegada de una sede de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (la Enerc depende del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) y el festival abrieron un gran camino. Que se sigan organizando fiestas de esta índole es motivo de celebración, son espacios culturales necesarios.

- ¿Cómo surgió “Viento norte”? - La historia surgió después de leer el cuento “The killers”, de Ernest Hemingway, y me había gustado mucho. Había visto sus adaptaciones al cine con directores como Andrei Tarkovsky y Robert Siodmak; tomé como referencia esas obras y me embarqué a escribir el guión con la premisa de que “muchas veces el pasado se hace presente”. Esta idea o supuesta afirmación me encaminó para construir el universo en el que transcurría la trama. También, sabiendo que no iba a tener mucho presupuesto, me propuse usar la menor cantidad d escenarios posible, para ahorrar cualquier tipo gasto. Haberme puesto estos parámetros me ayudó a concentrar las ideas y a saber elegir lo mejor para lo que fue la producción en ese momento.

- ¿Dónde, cómo y cuándo lo grabaron?

- El proceso de preproducción fue bastante largo, desde que tuvimos la versión final de guión hasta el primer día de rodaje pasó aproximadamente un año. Lo que más nos costó fue conseguir los recursos para grabarlo y la locación donde se iba a hacer. Estuvimos fácilmente buscando una veintena de restaurantes, pero ninguno tenía lo que necesitábamos. Por suerte, en uno de los scouting por uno de los barrios más antiguos de la capital, encontramos al Restaurante de Juancito, que fue donde terminamos filmando. El momento de verlo fue bastante mágico, porque fue cuando sentimos que realmente podíamos empezar a construir lo que estaba en papel desde la cámara.

- Al entregarte el premio, el jurado del Gerardo Vallejo elogió el cruce de géneros, entre western, comic y policial. ¿Cómo fue este trabajo de entrelazar estilos?

- El western es uno de los géneros de los que más aprendí y me inspiro, sé que está prácticamente obsoleto pero muchos, por no decir casi todos de sus recursos, fueron y son utilizados en el cine moderno y postmoderno. También soy muy fan del neorrealismo italiano y la Commedia All'Italiana, esa idea de parafrasear la vida cotidiana y convertirla en algo ciertamente histriónico; eso fue otra de mis referencias para esta película. En general me gusta mucho la historia del cine, estudiarla y verla. Si me pongo a analizar en cómo basé mi propuesta de dirección, podría nombrar varios géneros; de alguna forma es algo natural que me sale, obviamente lo pienso, pero es más que siento lo que tiene que ser y no en cómo seguir una estructura determinada. Lo gracioso es que en la devolución del jurado nombraron mis géneros favoritos.

- En el acta también se habla de que respetas la identidad norteña. ¿Cuál es?

- Desde los medios hegemónicos se ha creado un estereotipo de Jujuy y de lo que se debe mostrar; es una construcción pura y meramente estética, contada desde una visión eurocéntrica y no una interpretación de rol en sociedad. Cuando realizamos el corto, lo hicimos desde la sinceridad, trasmitiendo el mundo en el que vivimos, cómo se ve y se siente. Y ese mundo es diverso: contiene miles de historias que van más allá de lo paisajístico. No fue una decisión hacer un corto que respete la identidad norteña, eso se hace evidente por si solo en lo que sea que hagamos porque es lo que somos, porque creíamos fielmente que conocíamos y nos conocíamos lo suficiente como para poder identificarnos, sin nada de lo impuesto. La decisión fue contar la historia de Gustavo, el protagonista, y lo demás es parte de nosotros.

- ¿Qué cuenta el cine jujeño? - Todavía se está formando una identidad audiovisual por decirlo de alguna forma, es un camino que falta recorrer. Muchos estamos aprendiendo a cómo contar nuestras historias de la manera más sensata para nosotros.

- ¿Fue compleja la selección del elenco y trabajaste mucho con los actores antes de filmar?

- Hubo un par de personajes como el de Ladrillo (que es el muchacho que baila), el de Doña Rosa y el de Juli que ya tenía en mente quiénes podían ser cuando fui escribiendo el guión. Con el de Gustavo tenía una imagen muy clara de él, de su fisic du rol, y fue mucho más complicado; habíamos hecho un par de casting, pero ninguno de los que se presentaban me cerraba. Hasta que conocí a Saturnino Peñalva, que es como su personaje, alguien gracioso, tranquilo y amable. El desafío fue trabajar en la dualidad del personaje, en su alter ego, su ello en el papel de Navaja. Realmente cuando hicimos los ensayos fue como plantear a dos personas distintas. Trabajamos mucho el pasado de Navaja, porque es el 60% de la historia que no se ve y gran parte de su historia pasada la construimos junto con Satu (también actúan Ernesto Eisenberg, Gabriela Bertolone y Gabriel Videla, entre otros), la fuimos ajustando, construyendo desde que fue chico. Eso también nos ayudó a reforzar y reinterpretar cosas.

- Mencionaste al Enerc. ¿Es parte de tu formación?

- Estudié Realización Cinematográfica en la Eenerc sede NOA, pero el cine es algo que me movilizó toda mi vida desde que soy un pibito. En la secundaria estaba en los polos audiovisuales y desde que tengo unos 11 años empecé a aprender a editar, a grabar y a tratar de contar lo que tenía en la cabeza.

- ¿En las escuelas hay más preparación en lo técnico que en el armado de historias?

- Creo que si, tal vez depende de la universidad o la escuela de cine donde se estudie, pero en general es el aspecto técnico el que se enseña en más profundidad. Tiene sentido, porque es un trabajo artesanal, con muchas cosas que tienen su proceso, su forma de funcionar. Escribir y contar historias realmente no es así; podés tener referencias, tener ideas estructurales, recursos narrativos, pero no existen fórmulas para la historia perfecta o cautivadora. El que lo crea, tiene una visión muy superficial del mundo en el que vive. Uno puede ser un gran cuentista, un gran contador de historias sin nunca haber leído “El arte de la escritura dramática”, de Lajos Egri o algún libro sobre narrativa, pero no puede configurar una cámara Sony a7sIII sin leer algo del manual. Yo aprendí a cómo contar mis historias fuera de la escuela de cine; ahí me dieron los recursos, me dijeron dónde buscar y cómo acercarme a lo que quiero contar, pero el cómo hacerlo es camino de cada realizador, director, guionista. Y no solo en el cine, sino en cualquier tipo de obra artística que sea.

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