Dicen que uno es de donde hace la escuela primaria; yo la terminé en 1985 en el instituto Kinder y al año siguiente me fui a vivir a Buenos Aires. Siempre mi punto de referencia fue Tucumán; familia, historia, recuerdos... Todo está ahí. Desde 2015 comencé a dictar clases en quinto año de la Escuela de Cine de la UNT, donde les alumnes realizan su tesis. En lo personal fue volver a mi tierra, a mi lugar, pero ya no desde lo personal/familiar sino desde lo profesional. Me conecté con el mundo audiovisual tucumano y descubrí que tenía un enorme crecimiento. Que en comparación con muchas otras provincias se podía intentar vivir del audiovisual, que no hacía falta irse para crecer.

Este audiovisual sigue en crecimiento y desde muchos actores de la provincia (Escuela, Ente, asociaciones, etc.) estamos trabajando para que siga ampliándose. Nuestra actividad, la Industria Cultural (audiovisual, expresión artística, el videojuego y la comunicación), es la cuarta actividad industrial en el país, integrada desde 2012 en la UIA (Unión Industrial Argentina). Lo que demuestra la importancia de generar políticas públicas para fomentar, estimular y desarrollar nuestra actividad.

Si enmarcamos esto dentro de lo que se denominó como Nuevo Cine Tucumano la importancia de la Escuela de Cine de la UNT en este crecimiento es sustancial. Desde su creación en 2005 les egresades han desarrollado la mayoría de las obras audiovisuales que hoy conforman este movimiento emergente.

Por esta razón comenzamos, desde la Escuela, a generar las mejores condiciones que podemos lograr para que las tesis puedan ser el primer trampolín profesional necesario para quienes salen luego a la vida profesional. Es arduo el camino para lograrlo, pero acciones como Labintuc, generado en conjunto entre la Escuela de Cine, el Ente Cultural y la asociación de directores PCI, que son residencias de desarrollo de proyectos con premios en dinero y asesoramiento de alto nivel profesional, o la creación del “Fondo Tesis” para que las tesis de la Escuela tengan un fondo específico para producirlas, han sido parte, junto a otras más, de este aporte al crecimiento del sector en Tucumán en los últimos años.

Entender la importancia económica, industrial, social y cultural del audiovisual y la cultura puede ayudar a ponerse en la vanguardia del desarrollo productivo provincial. Somos quienes muestran al mundo quiénes somos, cómo somos; somos fundamentales para la construcción de sentido de “lo tucumano”. Por esto urge la reglamentación de la Ley de Cine Tucumana, votada por unanimidad hace más de dos años, para darle ese impulso definitivo a nuestra actividad. Lo paradójico es que esta ley aún no tiene ni siquiera un número, o sea que no está nomenclada, por lo que su implementación en los tiempos y formas que se establecen burocráticamente ni siquiera han comenzado.

Lo nuevo o lo viejo, el futuro o el pasado, son parte de un análisis posterior a las acciones. El movimiento ya ha comenzado, es inexorable. La vanguardia en el mundo actual es la comunicación y Tucumán tiene todas las condiciones para lograrlo. Sólo falta la implementación y la visión desde lo público para lograrlo.

Seamos futuro, que lo nuevo llega solo.