El periodismo se encargó de exponer la situación de la niñita “M” que fue “prestada” por su madre a un amigo “para ir a buscar una bicicleta”. Todo el país estuvo pendiente del destino de esta criatura y nos escandalizamos por lo que estuvo expuesta, que a la luz de lo que está pasando hoy en el país, es un milagro que apareciera con vida. Pero eso, no fue más que mostrar el rostro desnudo de la miseria, puerta de entrada de muchos males y vicios sociales. Pensemos ahora que el país tiene más de ocho millones de niños como “M”, expuestos a los mismo riesgos y calamidades. Basta advertir en cada semáforo la bandada de niños que se abalanzan sobre un parabrisas por unas monedas, mientras desde un rincón sus “administradores” vigilan. ¿Qué creen los que mal nos gobiernan, es la miseria? Ese número escandaloso de niños pobres significa más de 200 canchas de fútbol llenas de niños expuestos a la miseria humana. ¿Alguien puede imaginarse eso? ¿Habrá algún político que entienda lo que esto significa para la Argentina de hoy y del mañana? ¿No les dice nada que tres de cada cuatro niños no coman diariamente? ¿Qué mañana nos espera? En un país donde no se mira las heridas que se van abriendo, mientras vuelan bolsos, llenan valijas y bóvedas de plata del pueblo para oscuros destinos, el futuro será más oscuro que el destino de esos fondos. Cómo taladran hoy después de 200 años el “¡Ay Patria mía!” que en su lecho de muerte exclamó Belgrano. ¡Perdónanos Manuel!

Juan C. Díaz Ricci juancdr@gmail.com